Cada vez que intentamos explicar a nuestras familias lo que hacemos en el trabajo, puede que nos topemos con barreras generacionales que nos hacen replantear qué tan comprensibles son los nuevos modelos laborales. En mi caso, hace poco comencé a trabajar en un coworking y cuando mi madre me preguntó dónde había empezado a trabajar, me sorprendió lo difícil que fue encontrar las palabras adecuadas para explicárselo sin entrar en tecnicismos.
Entonces, ¿Cómo le explico a mi madre —o a cualquiera que no esté familiarizado con los cambios en el mundo laboral— qué es un coworking y en qué consiste esta “oficina compartida”?
¿Qué es un coworking?
La palabra “coworking” puede sonar a jerga moderna, pero en realidad describe algo muy simple: un espacio de trabajo compartido. Es un espacio donde profesionales independientes, emprendedores, pequeñas empresas, y hasta equipos de grandes corporaciones comparten un lugar con las comodidades de una oficina tradicional. Pero a diferencia de una oficina convencional, aquí no todos trabajamos para la misma empresa ni en los mismos proyectos.
¿Cómo le explicaría esto a mi madre? Diría que trabajar en un coworking es como estar en un edificio lleno de pequeñas oficinas (o escritorios individuales) donde, aunque no conozco a todos, compartimos el mismo espacio y recursos como salas de reuniones, áreas de descanso y, por supuesto, el wifi.
Nuevos modelos de trabajo: Mucho Más que «ir a la oficina»
Para muchas generaciones, ir a trabajar significaba pasar el día en un solo sitio y en una sola empresa. Hoy, el concepto de trabajo ha cambiado mucho: ahora podemos trabajar desde casa, en una cafetería o en un coworking, gracias a la tecnología. Además, el trabajo flexible permite que muchos puedan elegir dónde y cuándo trabajar.
Pero estos cambios también traen nuevos términos como teletrabajo, trabajo híbrido o freelance. Todos describen cómo hemos adaptado el trabajo a nuestras necesidades actuales.
En el caso de los coworkings, lo bonito es que fomentan la colaboración entre personas de distintos sectores. Puedes estar trabajando al lado de un diseñador, un programador o un consultor y, aunque no estemos en el mismo proyecto, estamos en el mismo barco, cada uno buscando cumplir sus metas. Esto facilita mucho el networking y, a veces, de estas relaciones surgen proyectos en conjunto.
¿Por qué elegí un coworking?
Trabajar en un coworking me permite sentir la energía de una oficina sin estar sujeto a una empresa específica. En mi caso, es un lugar perfecto para inspirarme, conectar con otros profesionales, y tener la infraestructura que necesito. Y lo más importante, me brinda flexibilidad y la oportunidad de estar en contacto con personas que comparten esa pasión por sus proyectos.
Así que la próxima vez que mi madre me pregunte, le diré que no, no tengo una oficina “de toda la vida”, pero trabajo en un lugar que tiene mucho en común: es un espacio de colaboración, conexión y -creatividad. Y creo que eso, en el fondo, es lo que define el trabajo en nuestra época.
¿Conoces algún coworking cerca de ti ?